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10.03.01 - Hecatombe Nuclear [Carolina Durante - Perdona (Ahora Sí Que Sí)]



La almirante de las fuerzas aeroespaciales nunca se había quedado sin palabras. A veces hablaba muy bajito, a veces hablaba en braille y, claro, nadie la entendía porque así no puede ser; pero en realidad nunca se había quedado sin palabras. Siempre tenía algo que decir, aunque tuviese que expresarlo apto para ciegos. Sus cuerdas vocales a veces eran una impresora 3D. Si hacía falta inventarse dimensiones para arrancarse las palabras, pues la almirante lo hacía. Estaba puto loca.

Pero entonces hubo algo que lo cambió todo. El juernes del Sol 777 atisbó un peligro que ya solo del estruendo podría haber afectado el orden cosmológico de todo supercúmulo de Laniakea. Sí, a la almirante le gustan las hipérboles megalomaniacas, así que uno podría pensar que se trata de una de las suyas. Pero lo peor es que, de verdad, para ella no se sintió como una metáfora. Una hecatombe nuclear hubiera dejado 10^20 veces menos muertos. Este número es muy grande. Yo creo que lo que pasó es que se vió superada por la inmensidad de estas cifras y su cerebro se colgó.

Abrumada, la almirante estuvo en silencio durante varios minutos. 10^20 = 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10 × 10. Joder, joder, joder.

Los cañones de toda su flota estaban apuntando a la amenaza. Estaban escudriñando su forma y las IAs de a bordo comenzaron a realizar simulaciones tanto como cada posible resultado en caso de ataque, como de las posibles consecuencias de cada marco de acción. 10^20 era, en el mejor de los casos, el resultado más optimista.

Nadie puede soñar con tamaña destrucción. Cuando en las películas explotan los planetas, en realidad parecen un grano cósmico siendo explotado en el espacio. Nadie siente de verdad 10^20 fallecimientos. Suele ser un "puf" donde lloramos por los 3 o 4 personajes principales. He visto conos de helado resbalarse al suelo con mucho mayor dramatismo. Pero la almirante lo vió. Lo sintió. ¿Cómo no iba a quedarse sin palabras, joder? Era inconmensurable. Era inimaginable. Era un cortocircuito mayor a toda la vía láctea.

Cualquier hombre de acción habría hecho un disparo preventivo. Por pánico. Por instinto. Pero ella no. Ella era la mejor por saber contenerse y responder a tiempo. Aunque el tiempo fuese 10 minutos en bochornoso silencio. No había lugar para la vergüenza, cada milisegundo estaba pensando en aras de la precaución. Porque la almirante sabía que la amenaza no dispararía primero. La hecatombe nuclear solo se podía evitar temiéndola, aunque los filósofos baratos nos hagan creer lo contrario. Al respetar a los miles de millones de billones de trillones de muertos, la almirante los salvó.

Para que luego digan que no hacer nada no sirve de nada. Así estamos, en 2019 estamos echando de menos a M. Rajoy. ¿Podría ser peor?