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Mostrando entradas de julio, 2008

6.36 - El zaguán dónde te desnudé sin quitarte la ropa. Negro pelo



Tengo ratos libres entre mis temblores y la vergüenza que me enmudece. Aprovecho estos tiempos muertos para ser tu sombra y jugar con ella. Me gusta ser vientos de medianoche en sueños que no tienes, apropiarme de los que sí, y observar el movimiento de tu pelo desde el ángulo muerto de tu sombra. El mal ataca y desnuda desde esta oscuridad. De arriba, a abajo.
Es irresistible, al final acabo volviéndome tornado y tengo que usar mi mano para convertirlo en caos, adorable caos que tu guarida no ha echo más que incitarme a desear más y más. Por ello acabo viviendo en tu nuca y echándo casi mi nariz sobre ti.
Supongo que necesito ver más profundamente en ti, pero tengo un problema con los sentidos: 1. La mirada es fácil de derrotar: tus mirada de ojos oscuros me derrotan y derriten con dulzura incontestable. 2. El oído está emborrachado de tu voz, por lo cual está fuera de combate. 3. y 4. Tu 'tactura' y tu 'gustura' las desconozco, y las mías quedarían bizarras, aunque alguna escapada han tenido. 5. Y por ello solo queda la olida. Mi objetivo de ser ventisca (aunque preferiría ser almohada) no es más que la excusa para que me violes por la nariz. Preferiría que apestases: del shock no me podría olvidar. Por desgracia las cosas suceden al revés: Y lo agradable siempre se recuerda menos, con la excusa de que se supone que lo queremos repetir. Nuestro corazón debería de darle dos hostias a nuestra memoria. Y que luego Nothomb [*En metafísica de los tubos] no se queje.

Así pues, autodenominado sombra del viento, ejerzo mi empalagosidad con un descaro vergonzoso pero con en analgésico moral de que no te vas a molestar, espero. Gracias por dejarme ser viento y reirte. Pronto espero digievolucionar y volverme marioneta (y volverte a desnudar).

6.35 - Base enemiga lituana


með blóðnasir ( Me sangra la nariz )


Germinó un fin de semana de la nada. Me hallé de pronto, encaminado hacia el territorio de mi enemiga. Más allá de la plaza de los silbidos, de la puerta de la intriga, de las escaleras del anonimato, del rellano los sueños y las canciones.

Entré en un nuevo paraiso, el de los sueños comprimidos, el de la realidad del caos, el del placer de las buenas compras, y cientos de calificativos admirables. Hasta el aire acondicionado era artístico ("La belleza, si deja de ser subjetiva, pierde todo su valor" - Amíelie Nothomb en Atentado ). Lámparas flexo de serpientes en el techo, sofás del descanso, bicicletas de alambre, televisión del recreo, colecciones de interactividad, terrazas hacia los colores, pasillo hacia los sueños, caos ordenado, estanterías más alla de la conciencia sobre la sabiduría, cajas misteriosas, más caos, cocinas del hambre, terrazas de primavera y otoño, y sobre todo, una cueva de comics, más libros, postales, sueños, fragmentos, escaleras, literas, pianos eléctricos, cosas por el suelo, más postales, varitas mágicas, escenas griegas, colores, posters, anime y manga, más postales, oscuridad, suavidad, enchufes estratégicos. Solo quedaba el cuarto de la pintura, de la horchata con coca-cola y el járabe de tang.