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Mostrando entradas de junio, 2008

6.11 - Luces ardientes. Rojo.



Somos los Habitantes del autobús. Vivimos entre los asientos y cocinamos contra sus ventanas. Nos duchamos con el aire acondicionado y nos ejercitamos con las barras. Saltamos y nos deslizamos entre ellas. Somos los inhabitantes sobre ruedas y vivimos en nuestro autobus rojo refrigerado. Somos el 72, el 81, el 70, el 10, el 1, el 2, el 4, el 62, el 90 y el 89.

Cuando llega la noche estamos presos por nuestras luces y somos mas grandes a la curiosidad exterior. Solo nuestras duchas calientes nos dan el vaho de la intimidad que no es muy recomendable en verano. Y así somos amantes públicos sobre las rodadas de la ciudad. Esquivamos aceras, peatones inconscientes, conductores estúpidos y zanjas y socavones cada vez más profundos.

Nos embriagamos de los intermitentes y los encanta frenar. Nos gusta deslizarlos con el pecho sobre el suelo desde la parte de atras hasta la puerta del conductor. Y ticamos los bonobuses con nuestros besos, le cantamos a la máquina nuestras baladas de amor en locomoción y hacemos la oscuridad en el rojo de los frenos ajenos, de los asientos propios y de los amaneceres nunca vistos, pues el bus siempre estará andando antes de que nos podamos despertar.

Nuestros dedos pegados a las bombillas cuya luz atraviesa los huesos y la piel.

5.72 - Holofonor

Holofonor :
Cuando se toca, se proyectan imágenes que varían según la destreza del músico. Así, si el músico es hábil en su manejo, se proyectan imágenes agradables y realistas, mientras que si no lo es, aparecen imágenes mal dibujadas o terroríficas.

Y al final la copisteria de al lado de la oficina, también a 4 céntimos, aunque con un poco menos de contraste, ha podido con todos los folios. De hecho ha impreso hasta el plástico blanco de la portada del paquete xD. Ahora ya sí tenemos todos los Oú & Quand. ¡¡Al fin!!

Hoy el mundo es naranja.
Mandarina, el gato Sherf, Daxter o relámpago naranja (sasasing), los muebles de madera aunque tiendan hacia el marrón, el botón de "publicar entrada" o el atardecer. Y el naranja puede valer por más optimista que el azul. Ya seguiré toqueteando los colores de la plantilla y editando su CSS a ver que puedo hacer.
Podemos extendernos al amarillo, al rojo, a mi azul y al verde universal. Guybrush Threpwood, Laverne, Hermione o Lisa Simpson. La contienda de la colorfobia.
Mundo de cítricos y fresa ácida. Mininapolitanas saladas del mercadona, coca-cola zero sin gas y no tanto sol.
El holofonor une lo sideral con los sueños y estos llevan a los colores. Y así es como voy viviendo ahora esta parte de este círculo. Empezó cyan oscuro y ahora es naranja.

5.64 - Los equilibristas de la cabra violinista y del viento que hace olas

collage

Nos llevamos con nosotros al asteroide B612.
Cargamos las pilas, claro, pronto hubo una colisión. ¿¿Qué no podemos traer nuestro propio papel?? ¡¡Qué clase de empresa es esta (abierta 24 horas), que cierra a mediodi y no permite que los clientes personalicen a su gusto su producto?? ¡¡Lo que pagamos es la tinta, no el papel!!). Por suerte existen los locutorios.

Volvimos de Pakistán y esta vez con pilas recargables y ecológicas con el medio ambiente. En realidad el ambiente estaba cambiado entero.
En Tarongers sudamos sueños y nos llenamos los dedos del pegamento del celo. Empastelados, pero para nada ñoños, comenzamos a propagar el mundo. Ya lo comentábamos, ¿se podía poner el cielo de color verde?

Lo bueno de las primeras partes es que son partes de algo. Apenas llegamos a Blasco Ibáñez, así que mañana vamos a conquistar el centro. Tenemos ordas de colores, y el celo aguanta mejor de lo que pensamos, así que vamos a emplearnos a fondo, sabiendo que tenemos toda una semana para recargar provisiones.

Llovieron 49 fragmentos, y mañana plantaremos más.

5.62 - Alzando la bandera

Un hombre de 21 años y una mujer que no existe se reunieron ayer en el mañana. Conquistaron el tiempo y declararon su independencia. Juntos y de la mano llevaban los colores por las aceras y dejaban gotas de sudor por el pavimento. El mundo era de lacasitos.

"Reinvindicamos un sueño", amenazaron a las autoridades locales. Nadie pudo detenerles, y empezaron la toma del Miguelete. Desde lo alto se proclamaron rey y reina y desperdigaron panfletos de propaganda onírica que nada puede hacer ante los duros, los sólidos, los rígidos y los hombres de hierro. Perdieron su batalla contra el viento y fueron desalojados por los antidisturbios y en defensa de nosequé leyes de dudoso caracter medioambiental.

Lejos de dejarse amedrentar, antes de pasado, o pasado anteayer, volvieron a la carga rodeados de 3 personas más, pero con la sombra de cuentos detrás, envolviendo las verticalidades de palabras y deslizandose por las horizontalidades del mundo hasta el subsuelo, convirtiendo todos los escalones en rampas, el calor en aire fresco y el oxígeno en esperanza.
Esta vez fueron los cláxones y el griterio quienes trataron de reducirles, pero sus auriculares encañonaron a los defensores del stress, de la paciencia, de la burocracia, del conformismo y de lo finito, y salieron victoriososde una batalla que nunca acaba por lo que la ciudad pronto dejó de tener nombre y las calles empezaron a tener apuntadores en las grietas para que los tímidos tengan hacia donde mirar y qué decir.

5.55 - Baile sideral. Azul.



Subí los escalones. Deberían ser casi dorados pero en la oscuridad se mezclaban el naranja, de cuando eran iluminados, y el azul de la oscuridad. Subia arreglándome el traje aunque debajo llevaba una camiseta pre-fabricada de las mias, esa en la que salía Laverne disfrazada de tentáculo rojiblanco, del Day of Tentacle :).

La luna aullaba y el viento arrastraba las ojas de los cerezos hasta la cima de la pirámide. Esperaba encontrar en su cima un volcán y varios puestos hawaiianos veniendo cocos, pero tansolo estabas tu espaldas mirando a la luna. Era un largo traje que te llegaba casi a los talones. No soy muy bueno describiendo ropa, pero ese vestido de noche me encantaba. No se ceñía demasiado a tu cintura pero destacaba tus caderas, y el viento lo movía con una dulzura adorable, tanto como la preciosidad con la que se ondularía cuando andases hacia mi con tus piernas. Tus hombros quedaban desnudos a sus estrechos tirantes, y estaba seguro de que se vería tu colgante gracias a su escote, recatado y delicado, no llegando a enseñar ni canalillo. Simplemente un traje elegante, precioso y romántico. Estabas preciosa, Zoe.

Te agarré por la cintura y nos asomamos al otro lado de la explanada final. Al otro lado eran las mismas escaleras que había subido, pero ahora para bajar. Los Dioses Aztecas amplificaron la musica del iPod que posé en el suelo para que nos proporcionase una mejor atmósfera, la que solo la música sabe dar.

Y así girabamos abrazados entre canciones melódicas. Me gustaba tu pelo oscuro volviéndose azul. Mis manos se volvían naranjas cuando pasaban cerca de la antorcha, única luz, junto a la luna, que allí había. Me gustaba tu mirada, a ratos perdida, a ratos en mi hombro, a ratos en mis ojos, a ratos en la luna, a ratos en mis labios, a ratos en mis manos, a ratos en mis brazos, a ratos en tu pelo, a ratos en el cielo, a ratos en las estrellas, a ratos en los cometas, a ratos en las gaviotas, a ratos en el suelo, a ratos en mi barbilla, a ratos ayudando a tus brazos a apretarme con mas fuerza contra ti en mi espalda.

Y nosotros éramos las cuerdas de los violines. El viento y la noche jugaban con nuestros cuerpos, con nuestra danza, ayudándonos a bailar con la oscuridad, la luna y las estrellas.

Sólo faltaba abrazarnos y dejarnos caer al suelo un rato para apreciar cada nota de la música y cada caricia del viento, esperando con nuestro calor al amanecer.

5.51 - Anonimato


El plan me conmovió.

Salí de casa y llegué a la Fnac a las 17:30. Sabía que tan pronto sería demasiado pronto, así que el tiempo comenzó a pasar ojeando las gangas...
A las 18:15 tuve una revelación: sería impoible encontrar a Extraterrestra con tanta gente. Ordas de personas caminaban contra mi sentido, yo necesitaba dar un paso para avanzar hacia ellos mientras que con 4 se bastaban para atizarme con el viento que movían sus cuerpos al desplazarse. La atmósfera se tornó sofocante y encontrar a alguien de quién sabía tan poco me parecía cada vez menos probable.
Desorientado, me paré bajo las láminas translúcidas del techo a oir como llovía, sabiendo que eso no hacía más que atraer a mas gente.

Como necesitaba sacudirme de encima el peso del mundo, corrí a leerme los principios de todos los libros de Nothomb que aún no me he leido.
Luego me fuí a admirar el cartel que decía "Sigur Rós 24/06/2008". Babeé un instante con un Homogenic de Björk que costaba 7€ y me evadí un instante tratando de buscar ciertos discos de Architecture in Helsinki y de Apocalyptica mientras tenía en la cabeza el Harvf/Heim de Sigur Rós.

Tras mi travesía musical sin sentido, volví a la realidad. Decidí saltarme la última canción de Röyksopp y mandar a mi iPod que me cantase Sigur Rós.
Comencé a mirar más a la gente que a los productos y así obtuve una primera sospechosa. Iba de blanco y tenía un bolso blanco con un peluche. No, no podía ser, no encajaba. Al rato la perdí de vista y comencé a dar vueltas, ya en serio, por la Fnac. Me quería sentir como Nothomb cuando cada vueltas asmáticas en honor a Elena. Así yo también podría intentar ser mártir.

A las 18:45 apareció la segunda sospechosa, pero pronto lo negué: ¿Gafas? ¡Pero ese flequillo me sonaba (la única pista que tenía)!. Claro que encaja, pero no puedo dejar de poner pegas al color ni aún cuando es lo más lógico. Al fin y al cabo, mi colorfobia no tiene más razón que la razón de la intuición: una tontería.

Tenía que hacer algo, y comencé a SABOTEAR la Fnac. Corrí a las secciones de Nothomb. Saqué un libro suyo y lo puse mirando al público, para que se la viese de frente. Fuí a la sección de bolsillo y expandí "El Sabotaje Amoroso" por donde pude, tapando otros libros impunemente. Y sobre todo, corrí a la sección de BSO, y por cada vuelta que daba, cogía una BSO de Amélie y la expandía por la estantería.
Me encontré con "Les Combustibles" descolocados en la sección de libros en francés. ¿Significaba eso algo?

Llegó un momento en el que, mientras ella estaba en un pasillo, yo estaba en el contiguo, medio leyendo a Momo (muy cerca de los "El sabotaje amoroso"), ¡¡pero ella lo hacía mal!!: Nunca se detenía enfrente a los libros de Nothomb. Eso no cuadraba.
Me fuí a su pasillo y me puse tras de ella a ojear los libros de Eduardo Mendoza. Ella estaba de espaldas a mi ojeando algo (tal vez a Ruiz Zafón). Se levantó, y tardó un rato largo en... ¿encapuchar el paragüas? Dudé, pensé, traté de interpretar eso de algún modo. Los gestos eran lentos y tímidos, eso cuadraba bien. Pero desapareció tras la columna y luego... ¿A dónde había ido?

La había perdido de vista por tercera vez, y empecé a rendirme. Eran las 20:30 y sabía que antes de las 21:00 se iba a ir, pero mientras estaba sentado entre los libros me la volví a encontrar viniendo hacia mi posición. Me fijé en sus zapatos cyan (cyan, cyan, cyan, cyan), en su agradable ¿camiseta? y en las chapas que tenía. ¿Encaja? ¡¿Qué hago!?

Me levanté a buscarla, y pensé que la había perdido, pero me la encontré caminando hacia mi. Nunca la había mirado bien durante más de un segundo (ni ella a mi) y tampoco lo hice esa vez. Cuando pasó a mi lado me fijé en su chapa... ¿Blythe? 10 segundos después me di la vuelta y no la ví. Corrí y la ví bajando las escaleras. Di la vuelta entorno al foso central hasta las escaleras, pero ya se había ido: no estaba en ninguna de las 2 colas de caja, y como llevaba Closer en la mano, debería estar ahí si la había comprado. Deduje que a lo mejor había vuelto a subir. Tome las escaleras automáticas hacia el segundo piso, pero ya no la ví.

Más tarde salí de la Fnac contento por la aventura sin sentido. Había sido emocionante al menos.