Entradas

Mostrando entradas de junio, 2019

11.01.05 - Corrupción urbanística [Nawja - El último primate]


La burocracia y su papeleo ahora me son tangenciales a mis auténticas intenciones pero yo creé el proyecto y obtuve la licencia municipal porque sé que lo importante es acabar construyendo algo, aunque sea en las nubes. Tanto esfuerzo pareció una guerra porque los compromisos contractuales estaban difusos y le temo más a un abogado que a mi propio margen de error. Al final el principio de acuerdo ardió como el Windsor. ¿Teorías conspiranoicas? Cientos.

Mi firma no quiero que por accidente sea anagrama de Bojack. Ahora se me acusa de malversación cuando yo estaba ofreciendo un servicio con total y absoluta diligencia. Es una falta de respeto a mi yo de hace toda la vida pero tal vez tenga algo de razón la acusación porque en el fondo en este mundo no existen las acusaciones infundadas: existir basta para ser legítimo. Sentir nunca es una enfermedad. Y si el sentimiento me hace un monstruo, lo soy a tus ojos, y punto. Gregor Samsa, chapuzas a domicilio.

Te querré con todo mi cerebro allá dónde sea necesario, pero no puedo prometerte hasta el último latido de mi corazón porque si a alguien le da un infarto toca atravesar el pecho y apretarlo para hacer ruidos desagradables que el romanticismo no puede comprender porque al final todo está hecho de sangre y vísceras y hasta las lágrimas se pueden desmitificar si uno se pasa con la anestesia. Quiéreme si quieres que te quiera. Hasta que nuestras mentes hablen el mismo idioma y nos fundamos como una sola esponja. Permeables a la química y a la eternidad. Todo lo que hago es para no perder ni una gota más de todo lo que me mantiene con vida. Suero o nitroglicerina.

11.01.04 - Puto Foucault [Carolina Durante - El perro de tu señorío]


Los sueños funcionan mejor con la gente que los desecha y no establece luchas perdidas contra la rotundidad del Estado. Todos estos últimos anoches se ha cantado a la libertad por centésimo día consecutivo y yo he perdido el hilo porque soy más fan de la madeja que del extremo que rueda por las escaleras.

No doy la talla como superhéroe ni como supervillano y reniego de mi puesto de ciudadano de a pie. Mi fantasía es una tecnocracia pusilánime y lubricada con horchata. No escribo ebrio a la luz de un mechero, soy un burgués bajo el aire acondicionado.

A mí capitalistas y anticapitalistas me hablan de poder, pero yo analizo sumisión y obediencia por partes iguales. Antepongo el orden al caos (estudiando al caos desde el orden), y así se me marchitan las primaveras que me encuentro porque las quiero secar entre las páginas de un libro, por un apego totalmente out of character a las cosas que quiero conservar: ninguna. Cuando en realidad a mi me define mejor la trascendencia del todo.

No quiero entrar en las luchas de poder. Dócil como un perro que cree en la empatía y la ternura para salvarse. Como quien cree en La Esperanza, en la lucha de clases, o en el libre mercado. Eterno observador. Cobarde.