Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2020

Caleidoscopio


Le ordeno que extraiga del libro el caleidoscopio, para eso él rasga el papel tras nuestras cabezas. Me adjudico el poder del que actúa fingiendo que lo hace por el placer inmediato, y no por medio de su mirada, que la imagino clavada en el punto que se insinúan nuestros movimientos.Ella me agarra los huesos por fuera, entonces me gusta pensar que podría rompérmelos, que su fuerza se lo permite, y así yo debo estar servilmente agradecida de que no lo haga y le recompenso acariciando la venda por fuera de sus ojos antes de soltarla.

Cocinar es un preámbulo, la excusa del observador en el juego de la inocencia. Nos hace entrega de nuestras palabras preferidas. Ella me las desmigaja encima, las dos disfrutamos con el poder del sacrificio, de la renuncia. Ya no serán más leídas en esta casa. Pero eso me parece bien, y me recreo casi pausando del todo mis movimientos con la dolorosa retirada de la sangre.

Doy una orden desafiante esperando ser castigada: arrodíllate y come de mi cuerpo el verbo, pero ellos adivinan que una orden es una súplica. Fingen obediencia mordiéndome las manos y las yemas de sus dedos trazan recorrido hasta escondites huecos.

11.05.07 - La fotofobia de la incógnita [Flash Cero - Doble Personalidad]


Estás en el otro lado del espejo, donde las expresiones no son tan metafóricas. Con la perspectiva adecuada se puede casi hasta tocar la cara áspera y la blandita de la misma persona. Agridulce se queda corto. La realidad es rugosuave.

Me pasaste una foto de una persona ajena a la que he visto ya en decenas de ocasiones. Pero sin embargo estabas ahí, en 2019, existiendo, como si fuera ayer y como si tal vez pudiera ser mañana. Con los ojos perdidos en las cuencas y un emoji anacrónico en la cabeza 🎉. El pelo de muñeca de porcelana ni tan siquiera se parece en nada a la anarquía solar que ahora irradias. Me hace pensar en la palabra “risueña” como una idealización que he creado, pero estoy totalmente convencido de que estaba ahí todas las veces en las que te he vuelto a conocer. La he visto con las piernas colgando, sentada sobre la mesa, y mirando angustiada por la ventana; pidiendo cerveza jovial en Honduras, bajo el único foco de Umbral o preparándose un cigarro ante los cacahuetes. Creo que estaba hasta de espaldas en la parada de Jesús. Y es que esa palabra es perfectamente compatible con todos los recortes blancos, las fotografías negras analógicas y todos los trazos con el bolígrafo tan irregular pero apretado. Referenciando a nuestra postal, a lo mejor podemos vencer esta locura rompiendo el otro lado del espejo. Cada uno a nuestra manera. Porque no somos nadie para eliminar la personalidad de otro. Pero no dejamos de ser parte del proceso.

Ahora comprendo aún mejor la dimensión de tus miedos y hasta tus disociaciones. Tienes muchísimo que perder. Podrías sucumbir al reencuentro con la oscuridad del pasado, o podrías asfixiarte yendo hacia un futuro al que no perteneces. Si una palabra define tu vida por fuera, esa es “incógnita”. Pero estoy bastante seguro de que por dentro es “risueña”. No pasa nada. Tienes todo el tiempo y el apoyo del mundo. Tu obsesión con la arquitectura puede ser una proyección de todo lo que aún te queda por construir. Te esperan meses aún escogiendo siquiera los materiales. Yo solo deseo verte sonreír y poder abrazarte hasta hacerte crujir todas las melancolías. ¿Necesitas algo? Hasta las páginas web también se construyen ;)

11.05.06 - La hiedra y el remolino [Moderat - Damage Done]


La hiedra de Yggdrasil resiste al borrado de la costumbre. Agarra al corazón estrangulado, manteniéndolo cálido pero ausente, mientras intenta esputar las palpitaciones tóxicas de la nostalgia permanente.

A veces quisiera contratar a la mafia, para enterrarme las articulaciones en un bloque de cemento y huesos; y tirarme de arcadas al río. Pero sé perfectamente que no funcionaría. Porque allí se encuentra el remolino. Basta hacer una barca con una hoja seca para ver cumplirse todos los presagios sacramentales. El agua viva deglute hasta las rocas, destruyendo el amor a puro golpe de inquisición moral.

El remolino es el protagonista de los pulmones huecos. La hiedra es la carcelera de la luna por corazón. Nunca se llena, eclipsada por el cuerpo oscuro de la culpa que atraviesa todas mis costillas. Y a veces quisiera apagarla enterrándola en el cuerpo; y envolver mi torso en yeso para enclaustrar a ambos y olvidarme del conflicto y la angustia de sus fuerzas antagónicas. Pero seguro que entonces caería en el charco del vómito y el estupor.

En realidad no hace falta tanta purga ni penitencia. La sanación de las raíces y los flujos está el alcance de las yemas de tus dedos. Está en tus palabras comepenas, en las caricias contra los cristales, en los abrazos desde el pelo y hasta el sexo resquebrajador.

11.05.05 - Helado de pistacho [Daniel Avery - Fever Dream]


Creo que lo que pasa es que esta gente folla la piel y emana sensaciones sin atravesarse los órganos. Son harakiris asépticos: caos repentino y de un color carmín demasiado plástico y tangible, como la sangre falsa de las películas de Tarantino. Se excitan esquivando las alambradas (yonkis de la adrenalina), y viven de espaldas a la oxitocina. Supongo que es la ansiedad y el PAS lo que nos hace ultranarcisistas.

Yo me temo que tengo una tormenta que me ancla las extremidades a un hormigueo continuo. La gente se devora deseando ser jamón ibérico, y yo solo consigo soñar que esnifo las raíces del cabello con las manos impregnadas de helado de pistacho. Mi excusa es decir que prefiero comulgar con la tierra más que con la carne porque me atraen más las capas geológicas y el temblor añejo que las barreras impermeables. Y para colmo, a mi me sale abrazar a las personas antes que partirlas por la mitad; porque me gusta resquebrajar el cráneo antes de derretir la turbulencia. Y claro, todo esto suena a la enésima queja contra lo absurdo de la existencia. Pero yo no sé mirar al suelo de otra manera.

La única ventaja que me veo como ácrata de la consciencia es que no me importaría hundir tu cuerpo contra el ataúd de los abuelos y derramar por tu vientre las cenizas de la culpa sin emitir juicio moral alguno. Solo así, con las manos en la tierra y la cara en la vergüenza podría sorber de tu sudor la fuerza necesaria para crearnos uno de esos estremecimientos rompevértebras. Y para curar mi desprecio al cuerpo me bebería las lágrimas de la belleza impúdica que derramas cuando sonríes. Y saborear de ellas esa penitencia deforme hecha de empatía. Con los ojos fuera de este mundo y las manos condenadas a saberse impunes. Ojalá pudiera comunicarme así con mis propios órganos, aunque tan solo fuera una sola vez.

11.05.04 - Melómanos Anónimos [Marcos y Molduras - La de Parks]


Me gustaría que antes de cada concierto hubiera una reunión de Melómanos Anónimos. Congregarnos en un bar todos los que siempre vamos solos a los conciertos. Pero en lugar de reunirnos en un círculo opresor hacia los introvertidos, nos iríamos sentando aleatoriamente en las mesas a tomar algo. O según nuestro humor existencialista. Nadistas del vino por un lado, costumbristas de la cerveza por otro; y los del agua mineral integrados como aparentes personas normales. Revivir el grupo de “no tengo con quien ir a los conciertos” de LastFM. Tratar de aparcar así en la realidad tras el típico paseo solitario con música hacia la sala del concierto. Antes, y no después, para que así la hora de inicio del concierto sirva como límite y motivación adicional. Para que el concierto sea el auténtico protagonista y el que te decida el sabor de la noche. Para no volver con esa sensación de insatisfacción de haber ido a un evento que te hacía mucha ilusión, pero con el alma marchita entre la soledad y el ostracismo.