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Mostrando entradas de septiembre, 2019

11.03.09 - Importancia [Mishima - Tornaràs a tremolar]


Todo pasa. Pasa la pereza y pasa la tristeza. Pasa su amanecer y la inevitable astenia. Pasa la apatía y pasa la anhedonia. Pasa la gravedad y pasa la frivolidad opuesta. Pasa la enfermedad y pasa la muerte. Pasa el Holocausto, pasa el cambio climático y hasta pasa la muerte térmica del Universo.

Pero no basta con ver las cosas pasar. Pero todo importa y ha de importar. Ante cualquier cosa, se debe actuar. Porque pase y nos vuelva a pasar.

11.03.08 - Eppur si muove [Bright Eyes - Lover I Don't Have To Love]


A todos nos han hecho daño y nos han subvertido nuestras expectativas. Aunque se puede echar la culpa a los demás, y seguramente con razón; no se puede negar que lo último seguramente sea culpa nuestra. Tal vez podríamos haber intentado hablar antes o más claro. Tal vez podríamos haber tenido la inteligencia emocional de empatizar con la otra persona, o la madurez de aceptar en qué terreno nos estábamos metiendo. Tan solo puto hablar mejor y más claro, subnormal.

Dicho esto, estoy hasta los cojones de tanta teoría tóxica de la autosuperación. De la desaprensión emocional ante la vulnerabilidad de los demás. De cubrir las relaciones sociales con un aire de misterio “porque así mola más” y luego llorar porque tanta mística no dejaba ver las minas antipersona sobre las que estábamos saltando. Y cuando alguien tiene el valor de sacar una linterna, tacharle de aburrido o poco atractivo. Creo que somos capaces de ser mucho mejores que eso. Que ya tenemos una edad, hijos del liberalismo.

Que entre tanta negligencia emocional se infiltran los parásitos emocionales y los caníbales a devorar nuestros corazones a cambio de un polvo, se nos endurece el corazón mientras fingimos que todo nos da igual. Y al final nos acabamos preguntando por qué nos sentimos como si nos hubiéramos tragado medio kilo de gravilla. ¿Tal vez porque nos vemos puesto voluntariamente debajo de esa apisonadora, imbécil?

Que cada uno haga lo que le plazca. Que viva el Carpe Diem, el afecto y el sexo. Pero basta ya de huir de nuestra responsabilidad y abjurar de nuestra propia inteligencia. Si no desafiamos al status quo, ese que declara el carnismo sexual como único sentimiento válido, acabaremos siendo la Inquisición de los pocos Galileo Galilei que creen que el Ego no es el centro del Universo. No puede ser que los irresponsables o los cobardes conservadores sean los que se salgan con la suya. Somos humanos y tenemos tanto el derecho a ser felices como el deber moral de ser más listos. Más empáticos. Y si tiene que doler, que duela. Eppur si muove, gilipollas.

11.03.07 - Heteronormatividad posestructuralista [Tardor - Patraix]


Me he apuntado a un curso de heteronormatividad posestructuralista en una asociación del barrio. Es algo muy de izquierdas, por lo que se toman apuntes en los márgenes de un folio ya usado, se cita a Latinoamérica -aunque solo al Cono Sur, México y Cuba-; y de vez en cuando se escribe en valenciano.

Se aprende el amor como la puntada entre dos cuerpos descosidos y el rasguño de la tela vieja que los visten. El sexo son manchas de vino, quemaduras de cigarrillos olvidados y hogueras en la desembocadura de los ríos. En la segunda clase ya aspiramos a ser el tercero de los hermanos Ferreiro. En la tercera, leemos a Jack Kerouac para follar.

Al final del curso recibimos un correo que sirve como certificado de asistencia. Se nos reconoce la capacidad para hablar de feminismo sin cuestionar ni un ápice las convenciones patriarcales que aún rigen las relaciones afectivas. Así, celebramos el final del curso yendo a una discoteca hipster; donde intentaremos encontrar (obviamente sin buscarlo) una nueva víctima, escogida por motivos "metasarcásticamente" superficiales (esto es que no, pero sí); a la que no nos ataremos ni en cuerpo ni en alma. Gracias a este curso, podremos observar con orgullo cada noche nuestra copia de segunda mano de Rayuela que tan bien decora y protege nuestra mesita de noche del contacto de la responsabilidad, la empatía y los condones usados.

11.03.06 - Eslóganes [Rusos Blancos - Insuficiente]


Soñemos como quien intenta agarrar el mando a distancia con el pie. Caminemos con la ilusión de quien ve una moneda de un euro por la calle y decide no agacharse. Riamos con la euforia propia del escalofrío placentero de la primera micción de la mañana. Juguemos con el entusiasmo de quien espera el trigésimo noveno álbum de estudio de Bob Dylan. Viajemos con las expectativas de quien toma un AVE a Madrid cuatro veces por semana. Besémonos como quien trata de despresurizarse los oídos en un avión. Amemos como quien deja pasar a una persona con un solo producto en la cola del Mercadona porque no tiene prisa por ir a ninguna parte. Follemos con la intensidad de quien arrastra el botón izquierdo del ratón sobre el escritorio para comprobar si el ordenador se ha colgado o no. Masturbémonos como quien frota por tercera vez esa taza que aún tiene algún resto de cereales pegado. Celebremos un nuevo día como quien cambia de año solo por emborracharse. Salgamos de fiesta sin replantearnos el status quo. Esperemos al amanecer como quien decide no correr a por el metro porque pasará otro a pesar de la reducción de frecuencia del fin de semana. Escribamos como quien hace metáforas con vasos medio llenos y tubos de pasta dentífrica. Comamos como quien reniega de la comida de casa de sus abuelos. Cantemos como quien canta las canciones de Alejandro Sanz. Admiremos el arte como quien cree que la National Gallery es lo mejor de Londres. Maduremos con los eslóganes baratos de un fan de El Club De La Lucha. Vivamos como quien cree que no hay nada más intenso que la cita de Martín H. Llevemos la vida plena de un opositor. Cuestionémonos la realidad como un asesor fiscal. Preguntémonos por el significado de la existencia como lo hace un nacionalista conservador. Trascendamos a la misma como una cagada que no salpica. Muramos como un extra de una película de acción.

Hagamos de cada momento algo importante, como quien escribe en un blog.

11.03.05 - Ego vainilla [Wednesday Campanella - Sen no Rikyu]


Esparzo hacia fuera las vulnerabilidades con un cuchillo de untar. Me hago tostadas de cataplasma; y mastico sin más principio que la inercia. Si me atraganto con mis propias sílabas, finjo creer que no está pasando nada. Luego ya barreré el suelo hasta que no quede rastro de ninguna otredad. Ya he desayunado.

Maldigo la construcción social de la fortaleza mental y anarquizo las expectativas bajo las que amparo otras expectativas más. Solo así se mantiene al núcleo inconsciente. Así socializa el ser antisocial. Masturbo mi voluntad a los designios de Tinder, pero me fuerzo el vómito con los dedos antes de acabar en Antena 3.

Bajo toda esta basura al contenedor de orgánico y tiro mi Ego al de envases. Rescato del contenedor de papel unas fotocopias sobre Inteligencia Emocional. Vendo mi alma al Dios del capitalismo y salgo a pasear. Leo “entrepreneur” 6 veces más a lo largo del día. Anhelo hacerme terrorista del Fitness y asesinar por accidente cardiovascular. Death Note Mindfulness. Atropellar turistas en un coche-bicicleta de seis plazas.

Regreso a casa dorado de sangre con espuma de foie. Rescato el envase de mi ego del contendor. Es yogurt de vainilla. En la tapa hay premio. He ganado el control total del Estado. Legalizo el terrorismo, solo para verlo convertido en moda por las multinacionales, viendo el tirón que tuvieron las influencers con estos nuevos juegos del hambre. Se legitimiza la violencia y se adhiere a los principios del libre mercado. La gente aterroriza mal, pero por lo menos aprovecha las ofertas.

Nacionalizo Mercadona y luego Danone. Revierto el cambio de nombre de Danonino a Petit-Suisse, pero los hago veganos. La gente vuelve su ira contra mí. Los observo, despótico, desde una de las atalayas de mi palacio mientras lamo la tapa del envase. “Es de plástico”, pienso, y ordeno que el envase también sea compostable, como los cadáveres de un pueblo tan borreguil como irascible. Se produce el genocidio más impersonal de la historia. No hay muertos, tan solo una drástica reducción de la demanda. Nadie que me pueda devolver un Like en Tinder.

Al final solo quedamos dos; yo y un empleado de Danone. “Soy francés”, confiesa tras leer la Wikipedia. “Nadie es perfecto”, le digo. Abandono a Billy Wilder y La Filmoteca.

11.03.04 - Manual de uso [Against Me! - New Wave]


De cierta manera estaba dejándome caer de espaldas. Me han contado historias sobre lo fácil que es precipitarse pero nuestro instinto de supervivencia nos empuja contraproducentemente a pensar solamente en la hostia que podríamos llevarnos.

La vida tiene que arrugarnos la piel y sumergirnos en todos los charcos. La vida no se (des)gasta: cada respiración se conquista como los olores clavan su estandarte en la memoria. Entonces el río de agua viva provoca sus accidentes. Y tanto importa el don de fluir como el arte de encallarse.

Soy muy fan de estrellarse. Atar mi cuerpo a un trineo, que caiga ladera abajo y luego analizar la descomposición del cuerpo. Pero siempre juego con los trucos activados. No soporto los cadáveres, no me gusta el sabor de lo mortal. Todo, hasta el dolor, que sea eterno.

11.03.03 - Cocinar, Escribir, Follar [Birdstriking - Magpie]


No es mi carne la que chispea sobre la sartén. No me siento un creador, solo un alquimista. Todo lo que puedo hacer es transmutar la materia. Soy un simple intermediario y no consigo verme como nada más.

La comida es ante todo combustible para nuestras células y química para el paladar. Puedo anticipar el deleite que nos proporciona y anhelar su jugosidad; pero no consigo que la cocina trascienda el arte como lo hacen escribir o follar.

Cada palabra es una elección, un significado, un cambiaformas. La empatía de un abrazo transcrita en símbolos que hemos aprendido a entender. Se sirve casi siempre fría y aséptica, pero una frase puede empapar todo el cuerpo tanto o más que una cena completa.

La esencia de la comida está en el alimento. La esencia de la escritura está en la elección. Los sustantivos son jugosos si así los he predispuesto yo. La comida es voluptuosa si así lo son sus propiedades intrínsecas y yo tan solo las puedo potenciar. La cocina es brujería, pero la escritura es jugar a ser Dios.

Quiero aprender. Aprender a cocinar como quien folla con palabras. Como quien consigue un suspiro al atar dos cuerpos a través de un vínculo intelectual. Quiero nutrir nuestra relación... con berenjenas, por ejemplo.