11.03.08 - Eppur si muove [Bright Eyes - Lover I Don't Have To Love]


A todos nos han hecho daño y nos han subvertido nuestras expectativas. Aunque se puede echar la culpa a los demás, y seguramente con razón; no se puede negar que lo último seguramente sea culpa nuestra. Tal vez podríamos haber intentado hablar antes o más claro. Tal vez podríamos haber tenido la inteligencia emocional de empatizar con la otra persona, o la madurez de aceptar en qué terreno nos estábamos metiendo. Tan solo puto hablar mejor y más claro, subnormal.

Dicho esto, estoy hasta los cojones de tanta teoría tóxica de la autosuperación. De la desaprensión emocional ante la vulnerabilidad de los demás. De cubrir las relaciones sociales con un aire de misterio “porque así mola más” y luego llorar porque tanta mística no dejaba ver las minas antipersona sobre las que estábamos saltando. Y cuando alguien tiene el valor de sacar una linterna, tacharle de aburrido o poco atractivo. Creo que somos capaces de ser mucho mejores que eso. Que ya tenemos una edad, hijos del liberalismo.

Que entre tanta negligencia emocional se infiltran los parásitos emocionales y los caníbales a devorar nuestros corazones a cambio de un polvo, se nos endurece el corazón mientras fingimos que todo nos da igual. Y al final nos acabamos preguntando por qué nos sentimos como si nos hubiéramos tragado medio kilo de gravilla. ¿Tal vez porque nos vemos puesto voluntariamente debajo de esa apisonadora, imbécil?

Que cada uno haga lo que le plazca. Que viva el Carpe Diem, el afecto y el sexo. Pero basta ya de huir de nuestra responsabilidad y abjurar de nuestra propia inteligencia. Si no desafiamos al status quo, ese que declara el carnismo sexual como único sentimiento válido, acabaremos siendo la Inquisición de los pocos Galileo Galilei que creen que el Ego no es el centro del Universo. No puede ser que los irresponsables o los cobardes conservadores sean los que se salgan con la suya. Somos humanos y tenemos tanto el derecho a ser felices como el deber moral de ser más listos. Más empáticos. Y si tiene que doler, que duela. Eppur si muove, gilipollas.

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