11.07.01 - El imperio de lo abrupto [VVV - Ataque de pánico en la sierra]


Somos seres de paz mirando la destrucción del fuego, buscando en ella la paz de la naturaleza y el viento. Lo mismo que hacemos cuando sonstenemos un kilo contra el pecho, entre Ōe y Celine. Y luego nos preguntamos cómo es posible la vida más allá de la órbita de los ansiolíticos, aunque nos sabemos incapaces de asimilar ninguna respuesta. Solo parecemos seres de paz; en realidad somos nómadas perdidos entre nuestra inocencia y en nuestros sueños. 

Y aún así nos hemos pasado casi tres meses estáticos. Sorprendentemente ha muerto en nosotros mucho menos de lo que esperaba. Creo que esto demuestra la existencia un demiurgo en nuestro subsconsciente que nos lleva siempre hasta el límite, pero sin dejar que nos matemos. Más o menos, el mismo demonio que tanto alaba el capitalismo. Tan beneficioso para otros, y tan tóxico para nosotros. Nuestra contradicción congénita, ignorada por un sistema que se lava las manos cuando carece de soluciones para los problemas de una minoría como otra cualquiera. 

La sensibilidad y la introversión, más que excusas, son mecanismos de defensa. Sabemos que volveremos a moveros y a rompernos. Llevamos embutida la hiperactividad. Todo movimiento es un crecimiento, y todo crecimiento lleva a la ruptura. ¿Y qué pasará al final, cuando busquemos nuestro lugar? Que rezaremos al Dios de las terrazas y de los Restaurantes Ricos como cualquier otro ser integrado en el sistema. ¿El retiro era adictivo? Al final todos nosotros hacemos lo mismo, aunque nosotros hacemos un imperio del arte de buscar el equilibrio entre nuestro mecanismo de quietud y la oscuridad de la noche.

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