11.07.05 - No sé si Emil Cioran sería mi colega [Somos la herencia - Un nuevo idioma]


Vi tu rostro en cera, con las penas derritiéndose, pero con la huella de la impunidad en las cuencas de tus ojos. Me manché las manos para sujetarte las mejillas y sentí que tenemos el mismo murmullo bajo el tórax. Un bosque de espuma que llena el hueco de las ausencias.


A la hora de no ser, somos excelsos. Cubrimos las carencias de nuestras vidas con los excesos del vocabulario. Y bebemos nuevos problemas al ritmo de los azotes sobre nuestros sueños. Yo anhelo poder esputar mi espuma por la comisura de los labios, pero seguramente ni tan siquiera juegas a lo mismo. No consigo dejar de intentar descifrarte.


Estamos condenados a las palabras. Vivimos privados de la emoción. Y la culpa no es un Dios que juegue a ser cruel. Porque la crueldad se inventó después del fuego. La culpa emergió cuando ya habían muertos millones de inocentes. Las respuestas llegan en vano. En un intento desesperado por darle sentido a esto. Y esto, esto es todo.


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