8.05.15 (061) - One Woman Show

Gigi


Aforo completo. Pues vaya. Observé al dependiente gafapasta de Futurama lamentarse, vi a una chica llorando y miré a un par de chicas que le preguntaban a la que vendía el Merchandising si Hidden Cameras iban a dar otro concierto en Valencia. No lograban entenderse. Pero la respuesta iba a ser que no.

Salí a la calle y tardé un rato en decidirme si quería volver a casa o convertirme en árbol. "Casa", decidí tras 10 minutos, y me emepetricé hacia el metro. Espero. No tardo en llegar. Entro. Y me siento.

Una chica. Wow. Toca con la puntera de sus zapatillas (de un color marrón grisáceo con unas bandas de colorines) el suelo mientras lee con el pelo sobre la cara y la cara casi sobre el libro. Tan encorbada no puede ser otra cosa que adorable. A penas se mueve, hasta que posa los pies en el suelo y pasa el derecho tras el talón del derecho. Luego empieza a acariciar las hojas que le quedan por leer levantándolas. Todo esto sin apartar el pelo del libro. Me ha hipnotizado. Quiero adentrarme en la cueva.

Las paradas se van sucediendo y no me importa que la esté mirando de una forma demasiado explícita. Por si acaso, aún así, disimulo y miro a ratos al suelo a ver si germinan chicles o monedas de cinco céntimos. Nada. Esto se me empieza a hacer maravillosamente eterno. Al final cuando la gente sale en Bailén les mira y así puedo detenerme a observar su rostro, sus gafas, su linda mirada (tal vez tierna, pero esas apariencias siempre engañan), sus pequeños pendientes y en seguida su oscuro cabello vuelve a nublarme la visión.

Pantalones vaqueros azules oscuros y una chaqueta negra con una camisa azul debajo y entre medias una camisa de cuadros, al menos en el cuello que se todo lo que se ve. Me encanta. Pero voy llegando a mi parada, y ella ni se ha inmutado. Sus gestos de nerviosismo que tanto me encanta creo que son simplemente lo natural. Lo natural es esa concentración. Lo normal va a ser que salga del vagón y que nunca pase nada. Lo sé. A penas quedan 2 paradas y tengo que hacer algo.

Seguro que ese libro es una mierda. Seguro que su bolso negro guarda unos detalles casi siempre de un dorado horrendo que a las mujeres con mal gusto tanto les gustan. Seguro que no escucha música porque sólo conoce los 40 principales, y aunque tenga criterio para saber que eso es una mierda, ¿Acaso eso basta?

Supongo que ya te he matado lo suficiente. Me levanto y me agarro a la barandilla del techo mirándola fijamente hasta el tren se detiene. Abro la puerta, un último reojo y salgo. Ya no estoy atrapado. No te veo y por tanto no existes. No se me quedará ningún sabor agridulce en la garganta, seguro que me estaba volviendo a equivocar, idealizando y prejudgando sin parar.

Pero si algún día te veo bailando en la Velvet. Pues oye, "hola", que siempre funciona; y encantado.

Guapa.

Comentarios

Nova Persei ha dicho que…
Jo! Soñando con que alguna vez a mí me describan así, con cariño...

:-)
Rinoa_Aeris ha dicho que…
¡Eso de tocar el libro con el flequillo mola!