8.02.02 (017) - Más de una vez

Iván Ferreiro

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Corría por las calles más céntricas de la ciudad. Tanta opulencia, tanto pijerío, tanta limpieza y a la vez tanta callejuela intransitable. Me encantaba. Era todo lujo y miseria, y se podía gozar de todo según te diese la gana.

Mientras corría estaba contento, porque te imaginaba con el tobillo retorcido en el suelo del autobús, con el conductor auxiliándote y viéndome huir a toda pastilla, dolida porque sabes que solo tú puedes verme y no puedes pedir a nadie que me detenga.

Cuando recogí a quien venía a buscar, entonces si, ya volví a por ti. Estabas afuera de la parada, quejándote por la hinchazón de tu tobillo, y yo te miré e hice que vinieses conmigo. No podías negarte y tampoco te ibas a retorcer defendiéndote pues te hubiesen tomado por tonta. Te resignaste a vernos reír mientras tiraba de ti.

Cuando llegamos a ese edificio te dejé tirada en un banco y nosotros nos pusimos en uno cercano. Tú no ibas ni a moverte mientras yo comenzaba con el procedimiento estándar. Ya sabes, manos, lenguas y arañazos.

Puedo herirte :D. Llorabas. Sufrías. Yo me sentía V: Evey, el dolor duele, el tiempo duele, la gente duele, la justicia duele, el mundo duele, la realidad duele, el amor duele, toda la vida duele. Si no eres capaz de reirte, de unirte, de resignarte... es normal, pero yo tengo que enseñártelo todo. No la polla y los pelos entre los dientes, digo el desamparo de verte tan cerca y no poder hacer nada. Te hiero porque te quiero. (Y no soy ningún guisante.)

Te amo, solamente te estoy follando en tercera persona.

(Es tu culpa si ME quiero más de lo que me quieres tú a mi).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
realidad o ficción?
Unknown ha dicho que…
A veces das miedo, pareces un guionista después de haber tenido que readaptar el papel de Penélope Cruz a su gusto.