8.04.12 (045) - Santos que yo te pinte

Los Planetas

Click!

Esto empieza en uno de esos instantes de que el caos lo domina todo. No hace falta que estén saltando cristales, que un borracho te empuje hasta desequilibrarme o que la cerveza y los vasos de plástico vuelen sobre tu cabeza a cámara lenta, a punto de empaparme. Simplemente es el caos creado por mil personas bailando en la entropía creada por una canción que no hay forma de detener. A golpe de unas guitarras, creando el único orden que de verdad existe, desde el escenario se lanzan ráfagas de caos con una gran virulencia decibélica.

En este momento, como hecho para ser percibido a cámara lenta, mi cabeza está girada contra el escenario y lo que estoy mirando está encerrado en una esquina. Debería haber sido la más negra de todas pero en ese mismo instante, como para enfatizar el descontrol, un foco rebelde ilumina en rojo a los proyectiles que me van a lanzar.

Ella tiene abierta la boca tanto que yo creo que le entraría todo un puño. Fist-kissing. Sí, le viene bien la palabra: es duro.

Esos altavoces de casi un metro de altura sirven para que los golpes de la batería y el bajo sean cada vez más violentos. Me gusta haber logrado sacar, de entre todo este caos, un par de acciones que estén sincronizadas entre si. Lo primero que emerge cuando hay una alta concentración de entropía son brutales colisiones que pretenden reducir la energía del sistema para alcanzar un punto de equilibrio. Eso es el cosmos. Y la supernova se va a producir donde estoy yo.

Lo primero es mi mandíbula dejándose caer por su propio peso. Lo segundo son mis ojeras acentuándose. Lo tercero es mi rostro congelándose. Scott.

No sé por qué el impacto me convulsiona tanto. Yo nunca llegué a pensar en serio que merecería y fuese capaz de besar tus labios. Creo que por eso celos, sino la incapacidad para aceptar que estoy presenciando una demostración innegable de que tu carne se puede tocar.

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