8.03.11 (033) - Perrohombreestrella

Glez.

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Primera parte

Entro al portal de casa, apoyo la espalda contra el espejo del ascensor y vuelvo a contemplar a mi aborto. Sigue pudriéndose en mis manos juntas. Soy incapaz de separarlas, no quiero que el pajarito pierda la sensación de calor. Imbécil deseo. Imbécil pajarito. Imbécil sensación.

Cuando llego a mi cuarto, meto a todos los "Te quiero" en Times New Roman negrita negra en un sobre, que enseguida se empapa de imbécil mierda viscosa. Meto el sobre en una caja de plástico, la caja en un tupperware, el tupperware en una bolsa, la bolsa en otro táper, el táper en otra bolsa, la bolsa en una caja, la caja en otra bolsa, la bolsa en otra caja y ésta la envuelvo con periódicos y al envoltorio de periódicos lo envuelvo en los restos de papel de regalo de Miffy que me sobran de un cumpleaños. Me lavo las manos pero siguen asquerosas cómo si me hubiese enjabonado con miel.

Ahora dudo entre quemar mi regalo o venerarlo cada noche antes de irme a dormir. Y mientras el paquete comienza a temblar. El papel se rasga y un líquido viscoso, denso y verde fosforito nuclear empieza a derramarse por las aberturas. Hago el imbécil: me arrodillo y espero a que reviente. Me encanta ese color.

Cuando estalla todo se vuelve intenso. Se proyectan hacia el techo rayos fucsia, rojos, naranjas y amarillos. Salen estrellas, varitas, círculos, hojas y todo tipo de brushes del Photoshop navegando entre la fuente de color. El fluido pop estalla contra el techo, revienta la ventana de mi cuarto, succiona los pósters de Amélie, Audrey Hepburn o Lucky Star, arrasa mi estatería de CDs, DVDs, libros y cómics y hace que la habitación se inunde y mi cama flote en el lago. Yo observo la imágen que se forma entre tanto color. Me acuerdo del imbécil del padre de Ponyo cuando la Diosa de los mares emerge desde el fondo del océano. Yo te miro con la misma hipocondría e imbecibilidad. Brillas tanto. Eres un jodido faro de LSD-sirena de ambulancia-cartel de neón-explosión pop. Sin onomatopeyas que oir porque estoy sordo en mi imbecilidad: ¡Pero es que brillas tanto!

Al intentar levantarme para abrazarte no tengo las fuerzas suficientes y me estrello contra tus muslos. "Aaah :)", exhalo alegría. Como un imbécil soñando.

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